Será que algún día tendré la dicha de conocerte, amado y tierno mío. Dicen que quien ríe de último ríe mejor, pero yo te digo que quien ríe siempre está mejor. No me digas hasta pronto mejor, dime, estoy siempre con cada gesto, cada acción, cada aliento, cada intención, solo refleja lo que eres tú, pero lo que reflejas para mí, aún no lo sé.

Regálame tu sonrisa de primero para considerarte el primero. No quiero que rías de último, quiero que rías desde siempre hasta siempre, desde cuando hablas hasta cuando callas. No te conozco como podre siquiera valorarte. Asómate a la ventana hoy, para poder verte, no importa si hay frío o si hay calor, importa que te asomes y no solamente que te asomes, importa que mires hacia mí, hacia donde estoy, quizá y tengas la dicha que yo esté mirando hacia tu horizonte.

Y si no estoy mirando hacia tu horizonte, el poder de tu mirada puede conseguir que la mirada se vuelva hacia tu horizonte. Bendito horizonte que siempre estás marcándome el límite que no quiero tener, pero que debo abrazar como un sueño, un anhelo que se puede alcanza, a paso lento pero seguro.